El FMI dio este martes su informe Perspectivas Económicas Mundiales donde estima que el PBI de Argentina caerá 2.5% y estima que la inflación se ubicará en 135,7% para 2023. Reclama por la disciplina fiscal y advierte acerca del elevado endeudamiento.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) mantiene su previsión de una caída de 2,5% para la economía argentina en el año en curso y espera que la inflación se ubique en 135,7%. Así resulta del informe Perspectivas Económicas Mundiales (World Economic Outlook) dado a conocer este martes en Marruecos en el marco de la reunión anual del organismo multilateral.
El Fondo proyecta que el mundo crezca 3% en 2023 y si bien señala que la economía se presenta “resiliente” advierte que esta expansión será una de las más bajas en décadas.
La caída de 2,5% en el PBI argentino prevista en este informe se ubica por debajo del promedio de las previsiones privadas contenidas en el Relevamiento de Expectativas de Mercado, que anticipan un descenso de 3% en la actividad. Para el año próximo, el Fondo espera una recuperación con un crecimiento de 2,8%.
A tono con la menor actividad, se calcula la desocupación en 7,4% de la población económicamente activa (la última medición del INDEC arrojó 6,9%). Par el año próximo, el Fondo espera que se reduzca a 7,2%.
Ranking de inflación:
El organismo elevó a 135,7% la suba de la inflación prevista para el año, ya que en el último informe sobre el país proyectaba 120%. Para 2024 estima una desaceleración en el índice de precios, que se ubicaría en 69,5%.
La estimación de una inflación 135,7% para el año en curso ubica a la Argentina en el cuarto lugar entre los países con más inflación, según surge de una elaboración realizada por Ámbito en base a las previsiones del FMI, contenidas en el WEO dado a conocer este martes en Moroco.
Zimbabue es la nación que registrará la mayor suba del índice de precios al terminar 2023, con un aumento de 396%, en tanto que Venezuela se ubica en segundo lugar con 250%.
Las estimaciones del FMI se sitúan por debajo de los números que calculan los analistas privados para la Argentina. Según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), la inflación se ubicaría en 169% y no se tuvo en estas estimaciones la suba reciente del tipo de cambio.
Para el año próximo, el Fondo espera una menor suba del índice de precios en el país, ya que anticipa 69,5%.
Déficit fiscal:
En concordancia con la sequía que determinó una baja en las exportaciones agropecuarias, el FMI calcula que la cuenta corriente de la balanza de pagos tendría un déficit de 0,6% del PBI en 2023, pero espera que este resultado se revierta el año próximo cuando sería superavitaria en 1,2%.
El documento también hace referencia a la necesidad de mantener la disciplina fiscal en el país. Al referirse a la situación global, espera que el ajuste fiscal sea mayor en las economías que recientemente experimentaron un aumento más pronunciado de la deuda pública.
Afirma que un aumento de la deuda pública de 10% del PBi durante 2019-22 se asocia en promedio con una consolidación fiscal (aumento del saldo primario estructural) de 0,8 % del PIB durante 2022-24.
Pero aclara que “las excepciones a este patrón incluyen, por ejemplo, Argentina, donde a pesar de una disminución, los niveles de deuda siguen siendo altos y se espera que la política fiscal siga endureciéndose para asegurar la sostenibilidad fiscal y de la deuda”.
Riesgos:
El Fondo advierte que si bien algunos de los riesgos extremos (como una grave inestabilidad bancaria) se han moderado desde abril, la balanza sigue inclinada a la baja.
Señala que la crisis inmobiliaria de China podría intensificarse, planteando un desafío político complejo y considera que restaurar la confianza requiere reestructurar rápidamente a los sectores inmobiliarios en dificultades, preservar la estabilidad financiera y abordar las tensiones en las finanzas públicas locales.
También alerta que los precios de las materias primas podrían volverse más volátiles en medio de shocks climáticos y geopolíticos, una circunstancia que podría provocar un grave riesgo para la desinflación.
Asimismo, “la fragmentación geoeconómica también ha provocado un fuerte aumento de la dispersión de los precios de las materias primas entre las regiones, incluidos los minerales críticos. Esto podría plantear graves riesgos macroeconómicos, incluso para la transición climática”.
FUENTE: Ámbito Financiero