La Agrupación Nacional de Marine Le Pen quedó en el tercer lugar.
Para sorpresa de todos, y en lo que representa un durísimo golpe para el partido de extrema derecha Agrupación Nacional (RN), este domingo una alianza de izquierda se terminó imponiendo en la segunda ronda de las elecciones legislativas franceses.
El pasado 30 de junio, al igual como sucedió en los comicios del Parlamento Europeo, RN se impuso cómodamente en la primera ronda.
Sin embargo, recurriendo a la histórica estrategia del “frente republicano”, decenas de candidatos de la izquierda y el centro, que salieron terceros en la primera vuelta, se bajaron de las elecciones de este domingo para favorecer a quienes estaban segundos.
Incluso, personas de relevancia internacional, como el futbolista Kylian Mbappé, le pidieron a la población frenar el avance de RN.
Y, tal como sucedió en el balotaje presidencial de 2022, en el que el presidente Emmanuel Macron derrotó a Marine Le Pen, la estrategia ha vuelto a funcionar: el RN quedó relegado al tercer lugar, viendo nuevamente frustradas sus aspiraciones de llegar al poder.
Sin dudas, las advertencias de que un gobierno de la extrema derecha sería caótico repercutieron en la población francesa, ya que la tasa de participación rozó el 60 %, convirtiéndose en la más alta registrada en unas legislativas desde las de 1981 (61,4 %).
Aunque aún no está definido, la alianza de izquierda Nuevo Frente Popular (NFP) obtendría entre 180 y 215 bancas en la nueva Asamblea Nacional.
Por su parte, la coalición de centro Juntos, de Macron, perdería decenas de los legisladores que obtuvo en los comicios de 2022, si bien mostró una clara mejoría con respecto a la primera ronda de la semana pasada, escalando al segundo lugar y obteniendo entre 150 y 180 escaños.
En este sentido, RN caería desde el primero al tercer lugar, con entre 120 y 150 legisladores, mientras que Los Republicanos (LR), de derecha, alcanzaría de 57 a 67 bancas.
Repercusiones
Como se mencionó anteriormente, la fuerza de Macron perdió una gran cantidad de escaños, lo que obligó al primer ministro, Gabriel Attal, a confirmar que este lunes presentará su renuncia.
Así, Macron estaría “obligado” (legalmente no hay una norma que se lo imponga) a pedirle a la principal fuerza del Parlamento, el NFP, formar un nuevo gobierno.
Cabe recordar que, pese a los resultados, el líder galo podrá permanecer en el poder hasta 2027, a lo que se suma que, más allá de la performance de su partido, logró su principal objetivo, que era evitar un gobierno mayoritario del RN.
Tras conocer los resultados, el líder de extrema izquierda Jean-Luc Mélenchon consideró que “arrancamos un resultado que todo el mundo decía que era imposible en un maravilloso salto de espíritu cívico. La gente ha evitado lo peor”.
Además, como era de esperar, le exigió a Macron que nombrara a un primer ministro de su coalición de izquierda: “el presidente tiene el poder y el deber de llamar al Nuevo Frente Popular a gobernar. Está listo”.
Por su parte, visiblemente frustrado, el presidente de RN, Jordan Bardella, criticó lo que llamó la “alianza antinatural” entre Macron y los izquierdistas “para detener por todos los medios la oleada más importante de la historia de la Agrupación Nacional”.
“Estos acuerdos arrojan ahora a Francia a los brazos de Jean-Luc Mélenchon. Pero hemos duplicado el número de nuestros legisladores, en los primeros pasos hacia una victoria mañana”, agregó, en referencia a las próximas elecciones presidenciales en 2027.
En este sentido, Marine Le Pen, líder de RN y principal candidata de cara a 2027, intentó restarle importancia a los decepcionantes resultados: “Tengo demasiada experiencia como para sentirme decepcionada por un resultado en el que duplicamos nuestro número de diputados”.
“La marea sigue subiendo (…) Nuestra victoria solo se pospone”, declaró.
Al igual que Bardella, denunció la “alianza antinatural entre Macron y la extrema izquierda” que, según dijo, impidió que el RN ganara.
Un futuro incierto
Aunque es probable que Macron convoque al NFP a formar gobierno, la realidad es que ningún partido obtuvo los 289 escaños para tener propia mayoría.
Por ello, lo más probable es que se inicie en Francia un inhabitual período de parálisis política, ya que no pueden convocarse elecciones hasta dentro de un año.
Otra cuestión clave será si, ya con el triunfo consumado, la alianza de izquierdas, que reúne a la izquierda dura, verdes y socialistas, se mantendrá unida y se pondrá de acuerdo sobre qué rumbo tomar, algo que tampoco parece probable.
Por el momento, la única confirmación es que Francia entrará, por cuarta vez en su historia, en un período de “cohabitación” entre un presidente y un primer ministro de diferentes partidos.