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Discapacidad en foco: fuerte respaldo de la Iglesia riojana a familias y trabajadores

Los obispos manifestaron su apoyo a las movilizaciones realizadas en distintas provincias, reclamando por el acceso a tratamientos, medicación y contención. En La Rioja, Monseñor Braida participó del encuentro y pidió respeto y acompañamiento.

El viernes 30 de mayo de 2025 se realizaron en distintos puntos del país manifestaciones convocadas por familias de personas con discapacidad. En La Rioja, la movilización contó con la participación del obispo diocesano, Monseñor Dante Braida, quien expresó públicamente su respaldo y el de la Iglesia a los reclamos planteados.

Monseñor Braida tomó la palabra durante el acto y subrayó la importancia de respetar la dignidad de las familias, así como la de los trabajadores y trabajadoras que dedican su vida a acompañar estas realidades. “No se puede postergar el acompañamiento y el cuidado de las personas que necesitan todos los días un remedio, una rehabilitación, una contención en su espacio de pertenencia”, afirmó.

Además, el obispo manifestó que “acompañamos de corazón” y destacó la adhesión de la Conferencia Episcopal Argentina, que a través de su Comisión Ejecutiva —presidida por Monseñor Oscar Vicente Ojea— emitió una nota titulada «Las personas con discapacidad no pueden esperar», en la que se suma al pedido urgente de atención por parte del Estado y la sociedad.

También se hizo presente la figura del Papa Francisco, a quien Monseñor Braida recordó como “un pastor que siempre ha insistido en acompañar a los más frágiles y débiles, quienes deben estar en el centro de nuestro corazón y de nuestras comunidades”.

El mensaje final fue de cercanía y aliento: “Estamos cerca, los acompañamos. ¡Fuerza, adelante!”.

A continuación el Mensaje de la Comisión ejecutiva de la Conferencia Episcopal

30 de mayo de 2025

Las personas con discapacidad no pueden esperar

«Cuando un miembro sufre, todo el cuerpo sufre con él.” (1 Cor 12,26)

Ante el desconcierto y desamparo de muchos hermanos y hermanas con discapacidad, los obispos de la Comisión Ejecutiva queremos hacernos cercanos a sus dolores e inquietudes y a las de sus familias. “Una dignidad infinita, que se fundamenta inalienablemente en su propio ser, le corresponde a cada persona humana, más allá de toda circunstancia y en cualquier estado o situación en que se encuentre.”[1]

Como discípulos de Jesús y su Evangelio seguimos convencidos de que es necesario que “rescatemos” a la persona y su dignidad, que la pongamos en el centro de nuestros intereses, de nuestros servicios, y proyectos[2].

El acceso a servicios esenciales como la salud, la rehabilitación, la educación, el acompañamiento profesional y los apoyos necesarios para la vida cotidiana de las personas con discapacidad, se han vuelto inciertos y limitados. El esfuerzo cotidiano de las familias que los acompañan muchas veces se realiza en soledad, sin el reconocimiento suficiente de la sociedad ni el apoyo adecuado del Estado. Esta realidad no es una cifra estadística: tiene nombres, rostros, historias; son niños, jóvenes y adultos que ven cercenadas sus posibilidades de desarrollo, participación e inclusión plena.

Nos sorprende constatar el desconocimiento y desinterés hacia la realidad de la discapacidad, la cual debería ser una prioridad ineludible de toda política pública. Llamamos a la reflexión a quienes, desde el ámbito del Gobierno Nacional, deben apoyar con los recursos necesarios para que el área de Discapacidad pueda cumplir con responsabilidad y eficacia su tarea. El cuidado de las personas con discapacidad no puede ser postergado ni subordinado a otras urgencias: es un deber ético, una exigencia de justicia y un acto de humanidad.

Frente al dolor y la angustia de tantos hermanos y hermanas concretos deberían evitarse “actitudes y expresiones que lastiman, esos lenguajes despreciativos, por momentos no exentos de crueldad, que atentan seriamente contra aquella unidad que tanto necesitamos como pueblo, para ponernos la patria al hombro, para salir adelante[3]”.

Nos ponemos a disposición en cuanto podamos ser útiles desde nuestro lugar de servicio.

La Virgen de Luján nos ayude a salir al encuentro de los que sufren para comprometernos con ellos.

Mons. Marcelo Colombo, Presidente

Card. Ángel Rossi SJ, Vicepresidente 1º

Mons. César Fernández, Vicepresidente 2º

Mons. Raúl Pizarro, Secretario General

Comisión Ejecutiva

Conferencia Episcopal Argentina

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