La NASA elevó el riesgo y la probabilidad de que la roca espacial choque con nuestro satélite.

La NASA elevó al 4,3% la probabilidad de que el asteroide 2024 YR4 impacte contra la Luna el 22 de diciembre de 2032. Aunque este porcentaje puede parecer bajo, representa más del doble del riesgo calculado en febrero y por eso encendió las alertas dentro de la comunidad científica internacional.
El asteroide, de entre 53 y 67 metros de diámetro, similar al tamaño de un edificio de 10 pisos, fue descubierto el 27 de diciembre de 2024 por el telescopio del Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS) en Chile.
En sus primeras observaciones, llegó a preocupar por una posible colisión con la Tierra. De hecho, las probabilidades de impacto terrestre escalaron al 3,1% en febrero de 2025, lo que motivó una histórica activación de la Red Internacional de Alerta de Asteroides.
Sin embargo, observaciones posteriores permitieron descartar prácticamente cualquier peligro para nuestro planeta. El 24 de febrero, la NASA declaró que la Tierra estaba fuera de riesgo.

Pero aunque nuestro planeta ya no corre peligro, la Luna ahora aparece en la trayectoria proyectada del asteroide. Las nuevas predicciones de impacto se basan en datos recolectados por el Telescopio Espacial James Webb, cuyas observaciones infrarrojas permitieron medir con precisión el tamaño y las propiedades térmicas del asteroide, variables clave para calcular su recorrido futuro.
Gracias a estas mediciones, los expertos del Laboratorio de Física Aplicada de Johns Hopkins, lograron ajustar los modelos orbitales del asteroide. En abril, la probabilidad de impacto ya había subido al 3,8%, y ahora alcanza el 4,3%, según confirmó la NASA.
¿Qué pasaría si el asteroide impacta en la Luna?
Un choque de este tipo podría formar un cráter de hasta un kilómetro de diámetro. Si bien la NASA aclara que tal impacto no alteraría la órbita lunar ni supondría un riesgo grave para la Tierra, existe la posibilidad de que escombros sean expulsados hacia nuestro planeta. La mayoría de este material, de todos modos, se desintegraría al ingresar en la atmósfera.
El lugar del posible impacto se ubicaría cerca del limbo lunar, el borde visible de la Luna desde la Tierra, lo que podría limitar la visibilidad directa del evento. Sin embargo, para los astrónomos, se trataría de una oportunidad única.