Washington se sumó directamente a la ofensiva de Israel en una arriesgada estrategia.

En una de las decisiones más trascendentales de su segundo mandato, que podría reconfigurar los equilibrios de Medio Oriente, el presidente Donald Trump anunció este sábado que el Ejército norteamericano atacó tres instalaciones nucleares en Irán, sumándose en forma directa a la ofensiva de su aliado Israel para desmantelar el programa nuclear del régimen de los ayatollahs.
“Hemos completado nuestro exitoso ataque a los tres sitios nucleares en Irán, incluyendo Fordo, Natanz y Isfahan. Todos los aviones están ahora fuera del espacio aéreo iraní. Una carga completa de bombas fue lanzada en el sitio principal, Fordo. Todos los aviones están a salvo en su camino a casa. Felicitaciones a nuestros grandes guerreros norteamericanos. No hay otro ejército en el mundo que podría haber hecho esto. ¡Ahora es el tiempo de la paz! Gracias por su atención a este asunto”, escribió Trump en su red Truth Social a las 19.50 (hora de Washington), en un mensaje que generó inmediata repercusión global.
La decisión del mandatario es una arriesgada estrategia para debilitar a un antiguo enemigo ante la amenaza de represalias de Teherán, que podría desatar un conflicto regional más amplio luego del intercambio de ataques entre Israel e Irán desde el 13 de junio pasado. La Casa Blanca comunicó a las cadenas de televisión norteamericanas que se esperaba que el presidente se dirigiera a la nación esta noche, a las 22 (23 en la Argentina).
Trump no brindó detalles acerca de cuán dañadas habrían resultado las instalaciones nucleares iraníes tras los bombardeos norteamericanos, y tampoco especificó qué tipo de bombas fueron empleadas. Según publicó el diario The New York Times, un funcionario del Departamento de Defensa dijo bajo condición de anonimato que se utilizaron varios bombarderos B-2 para atacar Fordo. No quedó claro de inmediato si se utilizaron otros aviones de guerra estadounidenses en los ataques.
Funcionarios estadounidenses e israelíes habían afirmado que los bombarderos B2 de Estados Unidos y una bomba anti-búnker de 13.600 kilos, que solo ellos podían portar, ofrecían la mejor oportunidad de destruir emplazamientos fuertemente fortificados, vinculados al programa nuclear iraní y enterrados a gran profundidad.

Más temprano se había informado que Estados Unidos había trasladado bombarderos B-2 desde la base aérea Whiteman, en Misuri, a la isla de Guam, en el Pacífico. Los B-2 tienen la capacidad única de transportar la bomba estadounidense más pesada, el Penetrador de Artillería Masiva (Massive Ordnance Penetrator) llamado GBU-57 -coloquialmente, “bombas anti-búnker”-, diseñada para destruir objetivos a gran profundidad. Es la única arma que, según los expertos, podría utilizarse para atacar la inaccesible instalación nuclear subterránea iraní de Fordo.
La intervención directa de Estados Unidos -que ya venía prestando asistencia militar a Israel- amenaza con ampliar un conflicto a niveles impredecibles.
Irán amenazó con atacar a las tropas estadounidenses de la región en caso de que Estados Unidos interviniera en el conflicto, y los Estados del Golfo, ricos en petróleo y gas, que albergan bases estadounidenses temen que la violencia se extienda a sus territorios.
El miércoles pasado, el líder supremo iraní, el ayatollah Ali Khamenei, había afirmado que su país no se rendiría y advirtió de que cualquier intervención militar estadounidense acarrearía consecuencias irreparables.
Un día más tarde, en medio de la expectativa global por el suspenso que le había imprimido Trump a una posible intervención directa de Estados Unidos, la Casa Blanca informó que el presidente norteamericano tomaría una decisión en un plazo máximo de dos semanas a raíz de la “posibilidad sustancial de negociaciones” con el régimen iraní.

“Basándome en el hecho de que hay una posibilidad sustancial de negociaciones que pueden o no tener lugar con Irán en un futuro próximo, tomaré mi decisión de ir o no en las próximas dos semanas”, expresó Trump en un mensaje citado por la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, en una conferencia de prensa. La decisión del bombardeo llegó mucho más rápido de lo que se presumía. Horas antes del anuncio en Truth Social, Trump se había vuelto a juntar con sus asesores del Consejo de Seguridad Nacional.
El jueves, Leavitt había confirmado que el enviado especial norteamericano para Medio Oriente, Steve Witkoff, mantuvo contactos con autoridades iraníes, lo que en ese momento reforzó las versiones sobre un canal diplomático aún abierto a pesar de la dramática escalada bélica entre Tel Aviv y Teherán.
Inmediatamente después del ataque de este sábado, varios republicanos emitieron declaraciones de apoyo. El representante Rick Crawford, de Arkansas y presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, elogió la ofensiva y dijo que había estado en contacto con el presidente antes de los bombardeos. “Estuve en contacto con la Casa Blanca antes de esta acción y continuaré siguiendo de cerca los acontecimientos con ellos en los próximos días”, dijo Crawford en un comunicado.
En tanto, esta noche aviones de combate israelíes alcanzaron a tres cazas F-14 iraníes en un nuevo ataque, informó un vocero militar israelí, el general de brigada Effie Defrin. “Las capacidades de lanzamiento de misiles del régimen iraní son sólo una fracción de lo que eran al comienzo de la operación”, afirmó Defrin
Fuente: La Nación