Sergio Agüero, un joven futbolista chamicalense, lleva ocho años triunfando en el fútbol de Malasia, donde fue nacionalizado y juega para la selección nacional. En una entrevista con “Mis Queridos Viejos”, habló de su trayectoria, su familia, su adaptación a la cultura malaya y el histórico triunfo ante el Manchester United con las Estrellas de Asia.
Sergio Agüero no es el Kun, pero tiene su propio nombre ganado en tierras lejanas. Este joven chamicalense, hoy nacionalizado malasio, es protagonista de una historia que cruza continentes, pasiones y desafíos. Desde sus inicios en las escuelitas de fútbol de Chamical, hasta ser capitán del equipo asiático que derrotó al poderoso Manchester United, su recorrido es prueba del talento riojano que se exporta al mundo.
En una entrevista con el programa “Mis Queridos Viejos”, que se emite por Canal 13 y Radio Provincia, Agüero compartió detalles de su vida en Malasia, donde reside hace ocho años junto a su esposa Eva (oriunda de Buenos Aires) y sus dos hijos. “Nos costó al principio, pero ya estamos adaptados. Acá me han tratado muy bien, en lo social y en lo deportivo”, aseguró.
El futbolista explicó que, tras pasar por clubes y academias en Rosario y Buenos Aires, su pase a Malasia se concretó luego de romper contrato con All Boys, donde entrenaba con el primer equipo pero no llegó a debutar oficialmente. Hoy, con 31 años, es figura en el Sri Pahang FC, aunque adelantó que deberá buscar nuevo destino debido al cierre de su actual equipo por conflictos internos.
Agüero también contó que, tras cinco años de residencia, obtuvo la ciudadanía malaya y representa a su selección nacional. Su convocatoria más mediática fue en el enfrentamiento contra el Manchester United como parte del combinado “Estrellas de Asia”, donde además fue designado capitán. El equipo logró una histórica victoria por 1 a 0: “Le ganamos jugando bien. Fue una sorpresa para todos”, relató.
En diálogo con Carlos Casas, Sergio también habló de sus costumbres lejos de casa, del idioma, la comida picante, y su deseo de volver a La Rioja para reencontrarse con su gente: “Extrañamos mucho y ojalá pronto podamos viajar. Quiero que mi familia de allá conozca a la de acá”.
Aunque no podrá vestir la camiseta argentina por haber jugado partidos oficiales con Malasia, el sentimiento por su país de origen permanece intacto. Su historia es un testimonio de esfuerzo, resiliencia y oportunidades que se cruzan cuando el talento encuentra su camino.
